sábado, 9 de octubre de 2021

Desperté con este sueño


Mike vio la plataforma a kilómetros bajo sus pies, pequeña, insignificante, pero con la capacidad de destruir lunas, planetas, sistemas estelares y más - no tenía tiempo de pensarlo, si se detenía perdería la ventana y tendría que saltar al vacío lejos de él, y peor, si tardaba en llegar, podría desaparecer y esta vez no tenía como saber a dónde iría y si alguna vez podría dar con la entidad nuevamente. Con este último pensamiento y un solo propulsor de frenado funcionando se arrojó, cerrando la capucha de su traje y activando el propulsor al máximo para alcanzar la plataforma antes que esta desapareciera.

El traje se calentó, 5 kilómetro de descenso en un planeta gaseoso cientos de veces más grande que Saturno. ¿Cuánto tardaría? se preguntó …. segundos, la aceleración era tremenda, el navegador de su traje comenzó a alertarle de la proximidad de la plataforma, dos clicks, un bip continuo y una voz femenina que había elegido porque le recordaba – Alerta, impacto en 30 segundos, debes modificar tu trayectoria. Mike solo podía seguir acelerando hasta cierto punto - veía como la plataforma comenzaba a oscilar y brillar en colores rojos, verdes, azules, señal de que estaba a punto de dar el salto – pero debía dejar energía para que el propulsor detuviera su caída, si no calculaba correctamente, sería su último salto y finalmente su traje contendría sus restos hechos papilla – 3, 2, 1 listo, a frenar maldita sea – le dijo a su navegador – A esta velocidad podría ser fatal – dijo ella. No importaba debía llegar, era su última oportunidad, giró su cuerpo y el único propulsor operativo de 4, comenzó a escupir plasma de iones para frenar.

Ya veía la plataforma y sobre ella la armadura, estaba quieta, esperando el salto – Te tengo maldito – pensó y en ese momento una figura salió de la armadura. Mike solo alcanzó a ver que algo se movía fuera de su campo de visión, mientras que golpeaba contra la plataforma, a la velocidad justa para no quedar convertido en un saco de carne sin forma, pero suficiente para que sus costillas y todo su cuerpo quedaran resentidas y tal vez quebrados algunos huesos.

Se incorporó, y activo su cuchillo kinético buscando al operador, había salido de su traje. El salto se había activado justo dos segundos antes de que él llegara, en el tiempo que la plataforma saltaba, la armadura era una con su entorno, no podía moverse – dónde estás maldito, te tengo, solo muéstrate – pensaba y estuvo tentado a decirle “sal de ahí, enfréntame como un hombre”, y rió internamente, era una estupidez, no era ni hombre, ni humano ni hablaba su idioma y en un momento así, quién en su sano juicio se mostraría para morir.

Lo vio a su derecha, una sombra, corría hacia la cabina, era suyo solo debía dar unos pasos y lo tendría. En ese momento todo dejó de brillar y oscilar y cuando tuvo al operador frente a frente el salto había terminado, le quedaba solo un segundo, solo debía atraparlo, meterlo en el cambo de éxtasis y activar su baliza. Entonces una figura se movió a su espalda, sintió como un frio le recorría la espalda – la armadura ya está libre, está a mi espalda, demonios tiene control automático o hay a otro operador … no importa – se dijo, y activó el campo de éxtasis – si hay otro veremos como lidio con dos de estos engendros, si es solo un piloto automático se desactivará junto con la activación del campo -dio los últimos dos pasos, y rodeo la figura alienígena con el campo, esquivó una descarga de energía de la armadura, saltó 10 metros y esperó apuntando con su arma – vamos, vamos, vamos funciona – en ese momento todo se detuvo. Miró el campo, estaba estable con su prisionero en su interior, debajo de la plataforma un mundo extraño a cientos de miles de años luz de donde habían saltado. La armadura estaba inmóvil, apagada – no era tan terrible cuando nadie la manejaba – pensó y activó la baliza hiperespacial, su escuadrón estaría en unos segundos y miró nuevamente al planeta a sus pies, un océano verde lo cubría y algunos continentes en todos rojos destacaban en sus bordes, sistemas satelitales rotaban a su alrededor y una base tan gigante como una luna estaba apareciendo en el horizonte.

Entonces las vio, cientos de plataformas se aproximaban, mientras del hiperespacio, saltaban 2 naves clase M, era su escuadrón, tardaron solo un instante, abrieron la compuerta cargaron la plataforma con él a bordo, mientras evadían miles de impactos desde de las plataformas que se acercaban como un enjambre de abejas lanzando sus lancetas, activaron el salto y volvieron.

Mike vio oscilar el campo a su alrededor, brillar en todos los colores del arcoiris, mientras las plataformas desaparecían y el planeta se apagaba detrás de ellas, era el planeta natal de los Orcos, así los llamaban por su fealdad y una antigua novela que solo quedaba en el recuerdo colectivo.

No solo tenían una de sus plataformas, una armadura y un operador, los habían encontrado.